lunes, 2 de septiembre de 2013

Sin futuro

Qué difícil es escuchar sus palabras llenas de promesas, sus vacuos discursos, sin mostrar mi profundo desdén y, mientras, ver como todo se pudre a nuestro alrededor.

Qué curioso es haber sido toda la vida un incrédulo y descubrir avergonzado que siempre he estado creyendo en sus necias e inconcebibles falacias.

Qué terrible porvenir nos espera cuando la fe ha sido, y sigue siendo, el único camino para augurar un futuro mejor, una fe de la que no reniego pero a la cual no exijo nada.

Qué oscuro horizonte vela nuestra vista que nos impide descubrir la verdad, una única verdad que no hiere, que tan sólo insulta, divertida, mientras la ignoramos y olvidamos.

Qué triste es pensar que no existe un futuro, que sobrevivimos atrincherados en un incierto presente esperando impávidos desde la comodidad del cobarde a que algo cambie.

Qué difícil, curioso, terrible, oscuro y triste es saber que no nos importa vivir en la oscuridad aún sabiendo que está en nuestras manos iluminar nuestro futuro.

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