lunes, 29 de julio de 2013

El padre


"La creación de Adán"
(frag) Michelangelo 1511
Después del incidente caminamos sin descanso hasta encontrar este pequeño túnel sin salida, oscuro y discreto. Aquí estamos recuperando fuerzas para poder continuar, una vez más.

Llevamos recorriendo estos laberínticos túneles durante más de un mes, y la desesperación, el agotamiento y el hambre al final nos obligó a acercarnos a una salida. La puerta estaba custodiada por un perro con la enfermedad y su dueño, y al vernos nos atacaron. Sucedió rápido, sin pensar.

Puede que actuara de una forma salvaje, pero eran ellos o nosotros. Siento que mi ser ha perdido toda humanidad, pero sólo me interesa él, es lo único que me queda. Cruzar esa puerta era avanzar hacia nuestra meta, no importaba el precio. Es una buena noticia haberla cruzado. No importa cómo, lo hemos conseguido.

Ahora, desde aquí observo su apacible rostro mientras duerme y no puedo apartar la vista de él, observo su dulzura y placidez, su inocencia infantil, una inocencia que este mundo perdió hace ya mucho tiempo. Lo miro y veo toda una vida por delante, un futuro que ahora depende de mi, sólo de mí.

Ya está la T.C. cargada, marcaré nuestra ruta de hoy y hasta que despierte seguiré estudiando, así podré contarle más historias sobre los aparatos antiguos y sobre la televisión. Su rostro se ilumina cuando le describo los electrodomésticos antiguos, y disfruto mucho esos momentos. Él me ayuda a continuar, a luchar por él, a vivir. He perdido mucho, pero no me importa, si llegamos con vida a la nave iniciaremos una nueva vida, los dos juntos, lejos de aquí.

Está despertando, comeremos algo y continuaremos, cada vez estamos más cerca. Recogemos y, sin hablar, le doy lo que me queda en la mochila, es poco, sólo hay para él, yo puedo aguantar, me he acostumbrado. Iniciamos la marcha, hemos llegado ya casi al puerto, si seguimos a este paso hoy podremos embarcar. Si llegamos con vida.

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